Mousse.

Las películas y los dibujos animados nos han hecho creer que cada uno de nosotros tiene dentro un angelito y un diablito que luchan por ganar en cada decisión de nuestras vidas. En la mayoría de las personas existen como metáfora, pero en Pablito existen realmente, aunque con una sutil diferencia. Pablito tiene un atleta interno –correcto pero molesto- y un gordito interno –simpaticón pero mala influencia-.
Pablito y su gordito caminaban felices con su mousse de chocolate cuando el Pablito atleta atacó. Primero golpeó la mano de Pablito haciendo caer la cajita. Luego golpeó en la boca al Pablito gordito que no pudo defenderse. El atleta encaró la oreja de Pablito y empezó a retarlo. "¿Vos querés volver a ser como antes? ¿Querés volver a meterte a la pileta con remera?"
Pablito se metió el pulgar en la boca y sacudió la cabeza, empujando sin querer al Pablito atleta. El gordito aprovechó la situación, se erigió y susurró "Agarrá el mousse de nuevo, Pablito. Vamos a comerlo todito, metiendo el dedito hasta que no quede nada, si, si. Acordate todo lo que te dolían los músculos culpa del otro. Y el hambre, amigo, el hambre."
Pablito estaba por hacerle caso cuando vio pasar a su compañera de gimnasio, la del culo. Entonces Pablito frunció el entrecejo, murmuró una disculpa al aire, agarró al Pablito gordito, lo colocó en la palma de su mano y cuando el gordito le sonrió cómplice, lo aplastó con su fornida mano. Pablito tomó un Gatorade y corrió para alcanzar a la chica del gimnasio, la del culo.

1 Comentário:

Anónimo dijo...

¿?

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