Carne.
Ricardito y Oscar eran pareja hace 13 años. Acababan de llegar a la Argentina y fueron por primera vez al supermercado a buscar un poco de provisiones.
Ricardito: Oscar, ¿vos te fijaste bien lo que compraste?
Oscar: Mmm, si... ¿por?
Ricardito: Porque esta carne es de vaca.
Oscar: ¿De vaca? La concha de su madre.
Ricardito abrió la heladera y con mucha calma, acomodó la bandeja dentro. Oscar se lamentó por lo bajo, meneando la cabeza.
Oscar: Qué chasco, tenía unas ganas bárbaras de comer carne. Hace tanto que no comemos...
La impasible cara de Oscar de repente se transformó. Primero sintió nostalgia, luego una energizante iluminación y luego furia. Tiró el changuito, saltó arriba de la cinta de la caja y tomó al cajero del cuello. Ricardito se le sumó y juntos empezaron a morderlo hasta la muerte. Rodeados por una multitud incrédula, los dos caníbales gays se hicieron un festín con el joven cajero, que yacía desangrante en el piso brillante del supermercado.
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