Carne 2.
Antonio nació analfabeto y murió analfabeto. Su vida se vio signada por la imposibilidad de leer y escribir. Trató de aprender (nadie lo puede negar) pero nunca pudo lograrlo.
Su último intento fue el más trágico y recordado por todos los que lo conocían. Un día martes, decidió que de una vez por todas iba a aprender. Iba a aprender y por su cuenta (luego de varios sonoros fracasos ya no confiaba en los profesores). Ese martes, Antonio se vistió (estaba desvestido) y fue hacia el super de Donato Álvarez y Galicia, el más cercano a su casa. Entró con ímpetu y fue directo a la sección de libros que tantas veces había pasado de largo mirando de reojo con envidia (y rabia). Manoteó un libro y se fue para su casa después de un expeditivo paso por la caja.
Dicen los vecinos que en los días siguientes escucharon los insultos más groseros y violentos que jamás han escuchado (algunos vecinos eran bastante pacatos).
Nueve días después, un jueves lluvioso y gris, su hija Patricia fue a visitarlo y descubrió su cadáver tirado en el piso de la habitación y a su lado, extrañamente, una bandeja de carne (un poco podrida).
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