Jugo.
Un día, el hombre que no ve más allá, visitó un supermercado de Palermo y vió dos sobres de jugo junto a la lavandina. No se le ocurrió pensar que alguien podría haberlos puesto por error, ni que alguien podría haberse arrepentido de llevarlos, ni que alguien los puso a propósito para tomarles una foto. No se le ocurrió nada y eso fue lo que mató al hombre que no ve más allá.
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